miércoles, 9 de mayo de 2012

LA SUTIL EXTRAÑEZA DE MARK STRAND



Con motivo de la primera Semana de la Poesía, organizada por el Centro Andaluz de las Letras (CAL), nos visitan estos días en Málaga dos de los grandes representantes de la lírica contemporánea, el sirio  Adonis –que intervino el pasado lunes y el estadounidense Mark Strand, que este jueves realizará una lectura poética en los jardines del Museo Picasso junto al poeta granadino Luis Muñoz.

Desde su primer libro, Sleeping with One Eye Open, publicado en 1964, hasta la última entrega, Almost Invisible (Knopf, 2012), Strand ha desarrollado una impecable trayectoria poética simultaneada con la docencia, el ensayo y la traducción, tras abandonar un amor primerizo por la pintura. Ésta, sin embargo, ha seguido ocupando un lugar importante en su obra, no solo en la producción ensayística –véase su magnífico estudio sobre Hopper  (1994), a cuya poética de la soledad se siente muy próximo sino en las traslaciones al lienzo de algunos de sus poemas, o a través de la influencia que el ejercicio pictórico ha supuesto en  su depurado estilo literario. De la pintura dice haber aprendido sobre todo la paciencia necesaria para volver cada día a “refrescar” el poema del día anterior.

Poeta Laureado de Estados Unidos (1990),  Premio Pulitzer  del 99 por Tormenta de uno, medalla de oro de poesía concedida por la American Academy of Arts and Letters en el 2009, Strand ha recorrido un largo camino que rinde homenaje a las voces de Wallace Stevens, Elizabeth Bishope, Robert Lowell, Rafael  Alberti (el primer poeta a quien traduce), Octavio Paz y Joseph Brodsky (dos grandes amigos suyos). Su territorio poético discurre con elegancia entre la cotidianidad y la extrañeza, la bruma de los sueños y la sutil adivinanza que nos proponen siempre las astillas de la  realidad.

Fotografía de Dominic Rouse
Fotografía de Dominic Rouse


EL VESTIDO

Si te tiendes en la colina luminosa
con las manos de la luna en tus mejillas,
tu carne oscura en los blancos pliegues del vestido,
no oirás al topo extender con pasión
la longitud de su tiniebla, ni al búho
disponer sabiamente de la noche, ni al poema
llenar tu almohada con plumas azules.
Pero si escapas del vestido y te diriges a la sombra,
te hallará el topo y también el búho y el poema,
y caerás en otra oscuridad, y te encontrarás a ti misma
haciéndola y rehaciéndola. Hasta que sea perfecta.

El poema “The Dress” aparece publicado inicialmente en Darker (1970) y es recogido en la antología New Selected Poems. Knopf: New York, 2009. La presente traducción de Eduardo Chirinos. 

2 comentarios:

  1. "La pregunta de por qué gente tan distinta entre sí se siente conmovida de manera similar cuando se enfrenta a la obra de este pintor", como es Hopper -dice Mark Strand en su libro - nos lleva quizá a la fascinación de las soledades luminosas en los anónimos hoteles, a los rostros dormidos al sol, a las rojas viviendas encendidas por el atardecer.
    Son espacios que rodean nuestra vidas y que la poesía y la pintura, como en tantas otras ocasiones, nos ofrecen unidas para que no las olvidemos.
    Saludos.

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  2. Strand pinta con palabras atmósferas muy cercanas a los poemas visuales de Hopper. Ambos se asoman a esos interiores arquitéctonicos o emocionales y traducen fragmentos de soledad, la quietud concentrada que rodea los objetos y los cuerpos.
    Gracias por tu atinado comentario. Un saludo.

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