martes, 1 de mayo de 2012

NADADORA DE NOCHE


En la antología Poesía Española Contemporánea,  que Gerardo Diego publica en 1934 (reedición ampliada de una anterior del 32), expone Pedro Salinas su personal Poética. En ella define la poesía como “una aventura hacia lo absoluto”, una realidad inexplicable, indefendible y en continua elaboración. La poesía para Salinas es un conjunto de iluminaciones que apuntan a la autenticidad, la belleza y la inteligencia, y que solo puede entenderse en cuanto revelación “ incomparable, única, como el rayo o el grano de arena”.

Este “idólatra del mar” concibe el verso como reflejo del misterio de la naturaleza y del ser del hombre, y al poeta como un contemplador que desde las orillas de la creación descifra el mundo que prometen los sueños y las olas.

Ilustración de Catrin Welz-Stein
Ilustración de Catrin Welz-Stein


NADADORA DE NOCHE 

Nadadora de noche, nadadora
entre olas y tinieblas.
Brazos blancos hundiéndose, naciendo,
con un ritmo
regido por designios ignorados,
avanzas
contra la doble resistencia sorda
de oscuridad y mar, de mundo oscuro.
Al naufragar el día,
tú, pasajera
de travesías por abril y mayo,
te quisiste salvar, te estás salvando,
de la resignación, no de la suerte.
Se te rompen las alas, desbravadas,
hecho su asombro espuma,
arrepentidas ya de su milicia,
cuando tú les ofreces, como un pacto,
tu fuerte pecho virgen.
Se te rompen
las densas ondas anchas de la noche
contra ese afán de claridad que buscas,
brazada por brazada, y que levanta
un espumar altísimo en el cielo;
espumas de luceros; sí, de estrellas,
que te salpica el rostro
con un tumulto de constelaciones;
de mundos. Desafía
mares de siglos, siglos de tinieblas,
tu inocencia desnuda.
Y el rítmico ejercicio de tu cuerpo
soporta, empuja, salva
mucho más que tu carne. Así tu triunfo
tu fin será, y al cabo, traspasadas
el mar, la noche, las conformidades,
del otro lado ya del mundo negro,
en la playa del mundo que alborea,
morirás en la aurora que ganaste.

Salinas, Pedro. Obras completas. (I-Poesía). Madrid: Cátedra, 2007

4 comentarios:

  1. Nadar de noche en el mar es un desafío. Hay que ser valiente. Se ve una tan blanca, tan vulnerable, que aunque es un triunfo y un placer hacerlo, estás deseando salir corriendo a la orilla.

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  2. Sí, a veces hay que ganar el mar y a veces la orilla. Pero solo se vence el miedo atravesándolo.

    Saludos nocturnos, Angi

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  3. Célebre poesía que une deporte y verso, nocturnidad y creación. Las ondas de los brazos en Gerardo Diego nos llevan poema adelante hasta el fin del mar.

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